Visita el Parque Natural de Doñana
No es posible entender el Parque Natural de Doñana sin comprender la relación hombre-naturaleza, que ha hecho de este territorio lo que hoy es.
Desde siempre, la pesca, la caza y la recolección de materias primas han sido actividades cotidianas que han marcado modos de vida muy ligados al aprovechamiento de los recursos que Doñana brindaba.
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Han existido dos tipos de habitantes en el interior del Parque, amén de los núcleos de población próximos: los temporales, que se asentaban durante períodos de duración variable para actividades concretas; y los permanentes, en su mayoría guardas de la propiedad y sus familias, o arrendatarios de determinados pagos.
En los alrededores de las viviendas había huertos, comunales o privados, y colmenas construidas a partir de un cilindro de corcho.
Además de la caza de liebres, conejos, aves y grandes herbívoros, en primavera también se recolectaban los huevos, y algo más tarde los patos mancones, esto es, mudando las plumas e incapaces de volar.
Otra actividad habitual era la pesca, tanto en el mar como en ríos, caños y lucios. En la época del paso de los atunes se instalaban grandes almadrabas frente a la costa.
En la actualidad, el Plan Rector de Uso y Gestión considera como aprovechamientos tradicionales compatibles el carboneo, el coquineo, la apicultura, la recogida de piñas y la ganadería extensiva, si bien respecto a ésta, el Plan Sectorial de Aprovechamiento Ganadero recomienda su disminución y el fomento de la utilización de razas autóctonas y formas locales, así como la tendencia a la supresión del ganado ovino.